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El Futuro de la Cultura Vegana en Puerto Rico

 Un mejunje de filosofía, invocaciones Ancestrales y el Tiempo disloca’o
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La cultura vegana en Puerto Rico, su escena gastronómica específicamente, va
¡FIUM!, a la velocidad de la luz, sin frenos por ahí pa’bajo. Nadie lo vio venir. Ni los ultrasensibles -"ye ne puedo comer si ne hay en cante'e carne”, ni los aborrecíos - “¿¡qué es lo único que tu comes, ensalada?!”, ni los más machos - “yo soy un hombre, necesito proteína”, ni mucho menos l@s OG’s (esto es jerga en el nuevo idioma nacional, spanglish, que se refiere a pioneros) que le comenzaron a dar rienda a este movimiento hace 5, 10 o paaaarrr de años más atrás. 


Con el veganismo moviéndose al son de “cógela que va sin jockey” podemos afirmar solamente una cosa y una cosa solamente: el veganismo está tornándose hegemónico. Para aquell@s que ya están preguntándole a Siri qué significa hegemónico, tranquil@s…Esto es lenguaje pa’ frontiar que significa simple y sencillamente que es parte de la cultura pop, que es “mainstream”. Sin embargo, esto puede ser la mala production. No necesariamente implica buenas noticias.


Cuando una expresión cultural es subsumida (seguimos en la roncaera con el lenguaje) por el Sistema, suele pasar lo mismo que le pasó a Anakin Skywalker cuando fue seducido por el lado oscuro: se convierten en una mutación con respiración asistida, ¾ partes artificial, ¼ parte orgánica, 100% un descoj*n. Quiero decir, que cuando algo pasa a ser “mainstream” ocurre un distanciamiento de esas fuerzas creadoras que le dieron inicio.


Cuando menos grave, sus raíces, propósitos o esencia (si es que tal propiedad existe) son sacudidas--se alteran las intenciones que transforman el comienzo de idea hacia acción. Cuando más grave, éstas son invisibilizadas: que es la movida clásica que emplean los “mainstreamers”, las agencias y agentes hegemonizantes, cuando, mordíos por no lograr eliminar esa trayectoria, orquestan distracciones para aparentar o crear la ilusión de que ya no existen. Consideremos entonces la siguiente reflexión: ¿Hacia dónde se dirige la cultura vegana en Puerto Rico? O más importante, ¿Quiénes serán l@s cangris que dirigirán el futuro del veganismo en Puerto Rico? 


Para comenzar esta misión, crear los 12 Discípulos del Veganismo, vamos a tener que andar eleva@’s. Vamos a tener que meditar, hacer ejercicios de respiración ayurveda o fumarnos alguito porque nos referiremos al paradigma de la identidad con la intención, irónicamente, de que nos ayude a simplificar esta tarea. Así que invocaremos a Hegel, filósofo alemán, que planteaba que la identidad no se daba en la afirmación, sino en un proceso de diferenciación. Es decir, que la identidad se produce no en lo que se desea ser, más bien en lo que no se desea ser. ¿Facilito verdad? Por si las dudas, aunque estamos 100% seguros que no hay ninguna, la identidad es un producto de la negación. 


Otro elemento (sencillito también) en el estudio de la identidad que nos sería muy útil es el concepto que plantea que la identidad es un ejercicio del Otro. No es una construcción predeterminada ni mucho menos elaborada por uno mismo, sino una asignación de la Otredad. La Otredad no es solamente otra persona. Es un entramado compuesto por las Instituciones sociales, familiares y amigos, los Medios de Comunicación, entre otros. Así que si usted es de l@s que piensa “Todos los demás son copia, yo soy original…”, no diremos que está mal, sino que nos inclinaremos por lo que l@s expert@s digan. 


Entonces, para ir aterrizando un poco, y descifrar por qué nos envolvimos con Hegel, la Otredad y políticas de identidad, ubicaremos a los OG’s como el bando en la obligación de negar las características que la Otredad, los “mainstreamers”, le han impuesto al veganismo. Es decir, colocaremos a estos últimos como la antítesis de los originadores porque son éstos quienes “fecundan” y “paren” una expresión gastronómica y cultural y son aquellos quienes copian y vacían esta creación para mutarla en otra cosa. Esto irremediablemente los sitúa como antagónicos listos pa’ la tiraera


Para aquell@s que todavía no lo ven venir, lo que sucederá a continuación se explicará mejor con una cita célebre del “Gallito de San Lorenzo”, el Invader #1: “Esta noche tú y yo…con el ring rodea’o de alambre de púa”. Así que permítannos licencia poética para narrar el siguiente conflicto, la diferenciación que mencionaba Hegel y las características que poseen cada bando en el particular formato de la lucha libre de Puerto Rico:


“¡Atanga! ¡Desde tu huerto preferido en Puerto Rico, en una esquina, tenemos a los “Naughty by Nature”...looooosss OooooG’s! ¡En la otra esquina, luciendo tenebrosamente atractivos, los “Plant-based Frankesteins”, loooooossss “Maaiiinnnstrea-mers! Y ha sonado la campana señoras y señores, ambos bandos se acercan al centro del cuadrilátero. Siguen moviéndose en círculos. Parecen estar midiendo sus fuerzas…yyyy los “Mainstreamers” le aplican una llave de cuello a los OG’s como que buscando que escupan todo lo natural del veganismo. Los OG’s logran escaparse rápidamente de esta llave, lanzan contra las cuerdas a los “Plant-based Frankesteins”, fallan el “Lazo vaquero de la Sanación Holística” y los “Mainstreamers” le responden con la “Patada de Sodio” directamente a los riñones de los OG’s. Los OG’s se encuentran en mucha agonía, con mucho dolor en el suelo del cuadrilátero…Los “Mainstreamers” se han trepado a la tercera cuerda y esto no pinta bien para los “Naughty by Nature”. ¡Parece ser, no quiero pensarlo…! ¡Sí, señoras y señores, los “Mainstreamers” se preparan para aplicar su movida letal: “La Procesadora”! Esta movida, para aquellos que hayan estado viviendo debajo de una piedra, consiste en lanzarse desde la tercera cuerda, para aplanar a sus oponentes, eliminándole toda su vitalidad hasta dejarlos zombie--¡Aparentan estar vivos, pero realmente están MUEEERRRTOSSS! Pero qué es esto señoras y señores, alguien viene bajando la rampa…¡¿Quién podrá ser?! ¡NO LO CREO! ¡El bando Agroecológico viene de ayuda celestial para los OG’s del veganismo!” 


Bueno, discúlpenos, admitimos que nos acabamos de envolver un poco y elevarnos nueva y supremamente. Sabemos que le acabamos de zumbar una curva y tienen que estar bien perdí’@s preguntándose: ¿Por qué rayos metieron a la agroecología en esa excelente recreación narrativa de la lucha libre boricua? Elevémonos por última vez. Se lo prometemos…


La clara es que la forma originaria del veganismo es una expresión cultural contestataria tanto y en cuanto resistió el enfoque o propósito de las dinámicas modernas de producción de comida para preservar y cultivar desde el rol que ocupa la comida en nuestro proceso evolutivo. Esta perspectiva le otorga una trayectoria radical a los patrones de movimiento del veganismo que desarticulan el mito de la linealidad del Tiempo para poder articularse desde la negación y distanciarse de ese Otro hegemónico. Estos patrones se ven en la obligación de referirse al pasado, o más específico, a lo ancestral--que es el pasado conviviendo en el presente. Las manifestaciones o representaciones del paradigma ancestral--sus conocimientos, prácticas y modos de vida--se encuentran presente conviviendo en el movimiento agroecológico.


Ahora sí que nos fuimos heavy, pero quédense con nosotros, no se quiten, paquéen si es necesario e inhalen (no lo suelten hasta que les avisemos)…En arroz y habichuelas lo que acabamos de decir es que el veganismo es inherentemente radical, es un problemático de cora. No sólo lleva cuestionando desde sus comienzos los problemas que traen consigo los ciclos contemporáneos de producción y distribución de comida, sino que también le dice f*ck you a las narrativas oficiales de cómo transcurre el Tiempo. Más importante, crea un corillo de rebuleros con el movimiento agroecológico que también viven ese Tiempo disloca’o--un tiempo que une los planos del pasado y el futuro para crear el remix de la realidad basada en el presente perpetuo. ¡EXHALEN!    


Ese integrante del corillo de rebuleros, el movimiento agroecológico, lo definiremos aquí como l@s babillos@s que buscan crear una forma de agricultura que logre replicar las dinámicas naturales dentro de un ecosistema cualquiera. Para ello aplican una combinación bien chula y creativa que consiste en utilizar un chorro de conocimientos y prácticas agrícolas ancestrales complementados con otro chorro de conocimientos y prácticas científicas y tecnológicas que defienden la innovación desde la sustentabilidad y sostenibilidad. Además, es el movimiento defensor de la soberanía y seguridad alimentaria del país. Lo que quiere decir que es también un movimiento social que busca transformar los procesos de producción y acceso a la comida de manera que nunca escaseen y estén disponibles para todos los miembros y clases que componen una sociedad. Importante: no nos juzguen por esta definición ultra superficial y bien generalizada de la agroecología.


Entonces, ¿a qué se oponen? ¿Qué no desean ser? Las respuestas las encontraremos en el otro lado, la hegemonía, que la podemos definir como esta ganga de abusadores que, motivados por el lucro, toman creaciones o expresiones únicas y las mutilan con el propósito de sabotear y eliminar cualquier intención humana. Le mantienen aquellas propiedades que le permiten extraerle dinero y en el proceso la mutan hasta tornarla en mercancía--un producto artificial o, mínimamente, lo suficientemente alejado de las potencias sociales o humanas que le dieron comienzo.     


Así que con el mejor junte para la historia después de Wisin y Yandel enfrentando a los “mainstreamers”, comenzamos a construir un veganismo que se diferencia o que no puede ser artificial y que no puede dirigirse exclusivamente por un deseo o motor monetario. Dicho de otra manera, esta diferenciación o negación consolida y afirma que el veganismo será natural o perteneciente como extensión de los procesos naturales. También estará compuesto por relaciones y estructuras sociales éticas basadas principal pero no exclusivamente en la transformación colectiva y radical de la sociedad y las maneras en las que nos organizamos. 


El veganismo será un grupo social compuesto por dinámicas culturales que motivará a los individuos a insertarse en un proceso de transformación retante hacia las mejores versiones de sí mismo. Este proceso reconoce que para alcanzar ese estado no se puede vivir ni asociar con iniciativas que están motivadas exclusivamente por el ego y el lucro y que no les interesa respetar o vivir en armonía con los procesos propios del medioambiente ni con aquellos relativos al Planeta Tierra. Por lo contrario, las mejores versiones de nosotros mismos utilizarán el conocimiento ancestral fusionado con el contemporáneo para alcanzar plenitud desde el balance entre nuestras relaciones sociales y aquellas naturales.

¡Qué viva PR, el veganismo y la lucha libre!

Escrito por: José Soto 
IG: @jose_tampero

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