La Sociedad de Cerveceros Sofisticados, aunque recién creada, ha tenido una presencia universal. Su existencia nos es muy familiar y organización demasiado conocida. Es la musa, y no la excusa (como argumentan los sobrios), que anima los pulgares del “camarada elegido” para teclear el texto “¿Dónde nos las damos hoy?”, en un intento por coordinar, horizontal y democráticamente, la barra que servirá como punto de encuentro; es la conmoción que empuja al “compañero solidario” a enunciar “¡Dame el round!”, mientras su rostro gesticula orgullo en medio del brindis; es la determinación que, admirablemente, persiste a la “compañera resistente” a mantener el balance mientras oscila entre el tumulto con el 5 veces ya denominado “último round” ;  es la fuerza que, empática, pero estúpidamente, convence  al “camarada saludable”, temprano (“¡oh, muy temprano!”) en la mañana siguiente, a transformar una weisse bier  en “remedio anti-resaca” porque “eso es lo que un buen amigo debe hacer”; pero la SCS es sobretodo…

“…el ethos que nos cobija desde el primer día que esa sabrosa bebida fermentada humedeció nuestros labios y empapó nuestros corazones”

¡Ok, ok…tal vez permitimos que las barleywines sirvieran como interlocutores! La SCS es simplemente un club de cervezas…BIEN COOL. ¡SALÚ!